La competencia estilística



























Es el complemento indispensable de la competencia pragmática, puesto que la competencia estilística se manifiesta en esa capacidad para saber cómo decir algo, cuál es la manera más eficaz de conseguir la finalidad propuesta. ¿Cómo hemos de decirlo para obtener lo que queremos ? sería la pregunta clave para esta competencia. Las actitudes estilísticas del hablante hacia su interlocutor —como la cortesía, la amabilidad, la paciencia, el enfado, la displicencia— son determinantes en la estructuración de los enunciados. Observemos, por ejemplo, las diferencias que existen en los dos enunciados siguientes, utilizados ambos para conseguir que alguien cierre la puerta :
1. ¡ Cierre la puerta, carajo !
2. Por favor, ¿sería tan amable de cerrar la puerta ?

Además del principio de cooperación, están en estrecha relación con la competencia estilística las siguientes cuatro máximas :

1. Sé claro : evita la oscuridad en la expresión.
2. Evita la ambigüedad.
3. Sé breve.
4. Sé ordenado.

Es evidente que el cómo se dice algo puede provocar aceptación o rechazo en el interlocutor y enriquecer o empobrecer la significación.


7. La competencia textual :

























“ Es la capacidad para articular e interpretar signos organizados en un todo coherente llamado texto. La competencia textual implica las competencias consideradas anteriormente y, además, las competencias cognitiva y semántica” (Girón y Vallejo, 1992 : 20). La noción de texto ha sido objeto de arduas disquisiciones para su definición. En la actualidad, se acepta que un texto, “debe ser resultado de la actividad lingüística del hombre, ha de tener incuestionablemente una específica intención comunicativa y, por último, ha de explicitarse con suficiencia el contexto en el cual se produce” (Bernal Leongómez, 1986 : 17). Nosotros vamos a definirlo de un modo más simple como cualquier comunicación elaborada con base en un determinado sistema de signos y dotada de un propósito comunicativo específico.




7.1. La competencia cognitiva :
























La enciclopedia cultural de cada hablante-oyente real le permite reconocer e interpretar los contenidos científicos, socioculturales o ideológicos de un texto. La capacidad para llevar a cabo esa labor descodificadora es precisamente la competencia cognitiva. Ella hace posible que podamos comprender e interpretar textos de carácter científico, técnico, literario, político, periodístico, comercial, etc., pues para adelantar ese proceso debemos tener un conocimiento de las maneras específicas como dichos textos se estructuran y se formulan.



7.2. La competencia semántica :












Cuando le asignamos el significado adecuado a cualquier signo o establecemos su relación con un referente determinado, estamos haciendo una demostración de nuestra competencia semántica. De igual manera, cuando comprendemos el sentido de una frase o de una oración, o cuando realizamos la interpretación global de un texto. Veamos algunos ejemplos con textos escritos :

Si reconocemos la diferencia que existe entre accesible y asequible (e incluso si no recurrimos al “híbrido” acsequible, tan frecuente en estos tiempos), podemos construir oraciones como :

La directora del proyecto es una persona muy accesible.
En realidad, el contenido de esa lectura no me pareció accesible.
Ese apartamento te resultaría asequible si lograras reducir la cuota de pago.
Dada su estatura, para él son asequibles todos los bombillos.

O también, si después de leer los siguientes versos de Alejandro González, establecemos la correspondiente relación con el referente :

“Señora del aire
graciosa, ágil,
de alas transparentes
llevando el sol a cuestas
de la rama al estanque,
incansable”.

En el primer ejemplo, la competencia semántica se manifiesta en la capacidad para asignar significados a las palabras ; y en el segundo, para asignar referentes ( como los textos literarios se caracterizan por su pluralidad semántica y simbólica, sus referentes son menos precisos y consolidados que los de los textos científicos. Ilustremos esta diferencia comparando los versos anteriores con el siguiente enunciado : “La figura consta de dos círculos concéntricos y de dos cuadrados. Cada cuadrado está inscrito en uno de los círculos ”.
— intenta dibujar esta figura y asígnale el referente a los versos — .

Para terminar, podemos observar cómo el concepto de competencia textual concuerda bastante con el de competencia comunicativa, ya que el proceso de codificar o descodificar textos implica el concurso de variadas competencias : lingüística, paralingüística, pragmática, etc.

Esperamos que nos haya quedado claro que la noción de COMPETENCIA COMUNICATIVA trasciende la de competencia lingüística, pues para comunicarnos de manera eficaz necesitamos conocimientos verbales y no verbales (quinésicos y proxémicos), normas de interacción y de interpretación, estrategias para conseguir las finalidades que nos proponemos y conocimientos socioculturales (valores, actitudes, roles, relaciones de poder, etc.).

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RIOS BUELVAS LEONAR JOSE Y PEREZ AVILA DEIVIS DAVID... ESTUDIANTES EN LENGUAS MODERNAS DE LA UNIVERSIDAD POPULAR DEL CESAR, SEDE CENTRAL

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